La concejalía de Parques y Jardines del consistorio palmerino está procediendo a la plantación de cuatro naranjos en la plaza de España, sustituyendo así a otros ejemplares que se encontraban en muy mal estado. Ya el pasado año se plantaron tres nuevos naranjos. Ahora se están sustituyendo otros cuatro, y el año que viene se procederá a la plantación de otros nuevos ejemplares. Una medida que el concejal del ramo, Pablo Andrés García, ha dicho que se está realizando poco a poco. Además de los de la plaza de España se está procediendo a la sustitución de otro más en la Plaza de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La preferencia por el naranjo como árbol ornamental, no solo de debe a su porte hermoso, y que en primavera alcanza una gran belleza con la floración del azahar, sino por algo también curiosamente supersticioso. Cuando el árbol vino de China, trajo consigo una tradición generalizada: aseguraba la felicidad a su dueño. Por eso se prodigó en jardines particulares para más tarde ir conquistando las ciudades. La estimación del naranjo como árbol de adorno durante todo el período arábigo-andaluz fue debida a sus virtudes curativas que se atribuían al agua de azahar, que también fue utilizada como el más generalizado de los perfumes. De todas las ciudades de Al-Andalus, Sevilla, y en menor medida Córdoba, el naranjo amargo es la especie ornamental más extendida en los patios de sus mezquitas y plazas, es la especie que invade todos los jardines, calles y plazas de la ciudad, luego se extendería esta práctica a los pueblos.