El Domingo de Ramos se abrió la primera puerta de la Semana Santa palmerina, la de la ermita de San Sebatián cuyo Cristo del Perdón se abría a la ciudad, a sus pies, en ese monte asilvestrado, su madre, la Virgen de la Soledad. El crucificado del Perdón lucía por primera vez potencias y corona de espinas. Detrás tocaba por primera vez la Banda de Cornetas y Tambores San Juan Evangelista de Triana. También la Virgen de la Amargura congregó las miradas, estrenaba azahar de plata donación del pregonero, Félix Pérez, que también regaló a la Virgen de la Lágrimas, la Virgen del Socorro y la Virgen de los Dolores. Además, en el palio se pudo contemplar la reliquia de Santa Ángela de la Cruz que también es titular de esta hermandad. La cofradía estrenaba recorrido, lo ampliaba sensiblemente para que el recorrido fuera más fluido en los primeros momentos de la procesión. Por otro lado, la hermandad del Cautivo cumplirá tres Martes Santos sin pasos en la calle. Dos por la pandemia del Covid y uno, éste último, por la lluvia. Por una nube inamovible que se instaló en el cielo de La Palma. La lluvia se hacía presente con chubascos de cierta intensidad, que se intercalaban con claros y con previsiones tan poco optimistas no había margen para arriesgarse. Fue una tarde muy difícil para una corporación que decidió retrasar la salida hasta las nueve de la noche. Que volvió a retrasarla a la nueve y media, momento en el que el Hermano Mayor comunicaba la decisión más previsible y que nadie deseaba, la cofradía no saldría a la calle. Aferrado a la prudencia la Junta tomó una decisión que fue aplaudida y llorada. En esos momentos se abrieron las puertas de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista para que todo el que lo deseara participara en el Vía Crucis que a continuación se declamó en una situación de emociones contenidas. La Banda Municipal de Música Nuestra Señora del Valle entró en el templo para interpretar algunas marchas que debieron sonar en el exterior. Lo mismo ocurrió con la Agrupación la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno de La Palma del Condado. Ya en la Madrugá se abrieron las puertas de un nuevo templo, la Iglesia del Valle, el año del reencuentro con El Encuentro entre Hijo y Madre. Por fin se pudo contemplar el paso de Jesús Nazareno dorado en su totalidad. También estrenó llamador, regalo de la cuadrilla de costaleros. Jesús Nazareno iba caminando bajo un suelo de lirios morados, salpicados de tulipanes. La Virgen del Socorro, lució bellísima en su paso de plata con faroles de cola restaurados. Una cofradía que muta conforme pasan las horas: de unas calles iluminada por la luna de Paraceve, a un rostro de ciudad pleno de luz en la mañana. La Palma siguió al nazareno en una madrugá inolvidable. El Viernes Santo hubo mucha Expectación a las puertas de la Iglesia Parroquial para ver la salida del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de los Dolores en una tarde marcada por las altas temperaturas. En la cofradía representación de todas las hermandades palmerinas, de la policía local, y de la corporación municipal, encabezada por el alcalde Manuel García Félix. Tras el paso del Cristo se estrenaba en La Palma la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Sangre de la Hermandad de San Benito de Sevilla. Mucho público en todas partes. La salida de la Virgen, siempre tan esperada, con esos rayos últimos del día iluminando su rostro, contó además con el estreno la marcha: Servitas de tus manos de Carlos Moreno y que fue interpretada por la banda de Música Virgen de las Mercedes de Bollullos. En el palio se podía admirar la culminación de los bordados de los faldones laterales, donados por los hermanos García Muñiz. Y por primera vez bajo palio, la Virgen lucía con la Corona del Bicentenario Servita. El Cristo de la Buena Muerte también iba con las potencias hechas para la efeméride citada. Sobrecogedor fue el momento de la entrada. Se apagó el alumbrado público, se hacía más presente la luz de los cirios. El Cristo de la Buena Muerte parecía flotar sobre las rosas rojas al son del Ave María de Caccini, volvió el repeluco con el paso de palio avanzando hacia el fin. Un palio que reparte la nostalgia que le va a faltar al cofrade desde esta semana.